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La importancia de caminar con la postura correcta

La postura corporal correcta es necesaria no solo por una cuestión de estética, sino también por cuidar nuestra salud a largo plazo.  Seguro que son muchas las ocasiones en las que sentados delante del ordenador nos hemos preguntado: ¿la postura que uso para trabajar es la correcta, si no, ¿cómo podría hacer para cambiarla y sentarme correctamente? 

Las personas que trabajan diariamente ante un ordenador, si no cuidan su postura corporal pueden desarrollar en un plazo corto de tiempo dolores de cuello y espalda que llegan incluso a entorpecer el trabajo normal, debido al dolor que pueden llegar a sentir.

Y al igual que trabajando delante de un ordenador, ocurre lo mismo con el simple hecho de caminar, por lo que tenemos que pararnos a pensar y adoptar la posición correcta manteniéndola durante todo el momento que estamos caminando.

 

Seguramente, cuando vas andando a cualquier sitio puedes tener la sensación de tener la espalda ligeramente curvada, y cuando nos damos cuenta, ponemos la espalda recta para hacer desaparecer dicha curva. Para evitar que esto suceda, un primer consejo es realizar ejercicios para fortalecer glúteo y abdomen. 

Desde Gomermedi queremos daros unos consejos muy sencillos para mejorar tu postura al caminar: 

LA PISADA

Nuestra pisada es la base de todo a la hora de realizar una caminata, por lo que hacerla de manera correcta es esencial para que tu postura corporal sea la correcta. La pisada es un proceso que se realiza en tres fases:

Fase de contacto: es el momento en el que, por ejemplo, el pié derecho inicia el paso, aterriza en el suelo, entrando de talón.

Fase de apoyo: este mismo pié se apoya por completo en el suelo asumiendo el peso de nuestro cuerpo mientras que el otro pié sigue su recorrido hacia delante. Es aquí cuando nuestra pierna izquierda hace una pequeña inclinación hacia delante para finalizar con la tercera fase del movimiento.

Fase de impulso; se produce el despegue del pie izquierdo, elevando el pie del suelo gracias a los músculos isquiotibiales y flexores de los dedos, siendo estos últimos los que ayudan al pie a impulsar desde su último contacto con el suelo.

 

 

Es fundamental que en todo este proceso seamos conscientes de que nuestros pies se apoyan completamente en el suelo y se realiza el paso de una manera ágil y segura. 

Si vas a realizar una caminata de muchos minutos, una zapatilla rígida o gruesa no sería lo más adecuado, siendo lo más interesante decantarse por modelos ligeros, con gran flexibilidad y suela fina.

EL TRONCO

Al andar, la correcta postura del tronco es esencial ya que, entre otras cosas, nos facilita la respiración y como hemos indicado al principio, nos ayudará a evitar dolores de espalda, cuello y hombros.

Para andar usando el tronco correctamente, debemos asegurarnos de empezar con el cuerpo erguido, además debemos mantener la cabeza alta mirando hacia el horizonte, haciendo que nuestra barbilla quede en paralelo con el suelo. Los hombros deben quedar ligeramente hacia atrás, sacando pecho hacia fuera. Y si además contraes el abdomen, mantendrás una mejor postura a la vez que lo activas caminando.

 

EL BRACEO

Pero no solo nuestras piernas y pies son los únicos actores en el proceso de andar, y es que nuestros brazos juegan un papel fundamental ya que nos ayudan dándonos impulso en cada zancada y además nos proporcionan equilibrio. Debemos dejar que caigan los hombros de manera relajada y natural. Si no sueles hacer caso a tu tren superior cuando sales a caminar, acuérdate de esto y aprovecha al máximo tus brazos para ayudarte y para mejorar tu postura.

Y si ya te ha llegado un poco tarde este post y tus articulaciones o músculos te están pidiendo a gritos un cambio en tu postura al andar, visita a nuestros equipos de fisioterapeutas, que seguro te ayudarán a encontrar el camino correcto para mejorar tu salud.

 

 

 


El endocrino, cómo te puede ayudar

Nuestros expertos equipos de endocrinos reciben la visita de muchos pacientes en el momento en que advierten cambios en el metabolismo, con cambios bruscos de peso sin variaciones en la alimentación, cambios en el pelo o piel, alteraciones del ciclo menstrual o pacientes con diabetes.

 

El equipo de endocrinos de Gomermedi controlan todas aquellas enfermedades que afectan al metabolismo de nuestros pacientes, siendo las más frecuentes la diabetes, los trastornos tiroideos, los trastornos de las glándulas hipófisis, sexuales y suprarrenales, y los trastornos de la nutrición. Recomendamos pedir cita con estos especialistas de Gomermedi en aquellas personas que al realizar un estudio metabólico  detectan cambios inexplicables en su metabolismo de base, por ejemplo, un aumento o disminución de peso, nerviosismo, cambio en la percepción de la temperatura, pérdida o aparición de cabello, alteraciones menstruales, secreción mamaria...

 

La diabetes es la principal enfermedad del sistema endocrino, que tratan nuestros expertos, una enfermedad caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (hiperglucemia). En personas no diabéticas, los valores elevados de glucosa se regulan con una hormona fisiológica llamada insulina, producida por el páncreas. Cuando el nivel de glucosa en sangre aumenta, por ejemplo, después de la ingesta, la insulina se encarga de almacenarla en el interior de las células en forma de fuente energética. Si este mecanismo falla, la glucosa se acumula en sangre y se elevan sus niveles.

Puede ocurrir que la secreción de insulina sea insuficiente por parte del páncreas o que no cumpla su función correctamente. Esto se traduce en niveles elevados y mantenidos de glucemia en sangre. A largo plazo, ocasiona complicaciones en determinados órganos como ceguera, amputaciones, insuficiencia renal, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura. Ante un caso de hiperglucemia mantenida el endocrino inicia un estudio para identificar la posible causa y etiquetar el tipo concreto de diabetes. Existen dos tipos de diabetes: tipo 1 y tipo 2.

 

La Diabetes de tipo 1 es poco frecuente (menos del 10%). Se caracteriza por tener una base autoinmune (se fabrican anticuerpos frente a las propias células del organismo) que impide la correcta producción de insulina por parte del páncreas. El único tratamiento posible y efectivo es la insulina.

La Diabetes tipo 2 es la más frecuente (90% de los casos). En este caso el páncreas deja de producir insulina o ésta no funciona correctamente (resistencia a la insulina). El tratamiento inicial en estos casos suele ser a base de antidiabéticos orales, aunque pueden precisar insulina si no existe un correcto control metabólico.   

 

Algunos de los hallazgos más frecuentes que podemos identificar al inicio de una enfermedad por diabetes son: niveles elevados de glucosa en sangre (hiperglucemia), aumento de la frecuencia miccional y de la cantidad de orina, aumento de la sed y/o del apetito o cansancio injustificado.

Nuestro equipo de endocrinos también realiza estudios metabólicos, que consisten en una analítica completa donde se estudia el nivel de glucemia en sangre antes y después de las comidas junto con otros parámetros como son la hemoglobina glicada, la función renal, el nivel de insulina, la presencia de autoanticuerpos… El tratamiento que los endocrinos de Gomermedi aplicarán dependerá de los valores de glucemia, del tipo de diabetes y del perfil del paciente.

Cuando el paciente diabético está estudiado y ha iniciado la pauta farmacológica es controlado por nuestros médicos de manera periódica para controlar la evolución del tratamiento suministrado y confirmar que todo va por buen camino.

 

Otras patologías que nuestros endocrinos tratan son las alteraciones del crecimiento, los retrasos en el desarrollo sexual, las alteraciones tiroideas, las alteraciones ováricas (endometriosis, ovario poliquístico), las dislipemias...

La figura del endocrinólogo es, también, fundamental en el enfoque de la obesidad mórbida, dentro del equipo multidisciplinar (formado por el cirujano, el psicólogo, el nutricionista, el médico de familia, etc).


El teletrabajo y la salud mental

El teletrabajo es una modalidad laboral que ha tomado fuerza a raíz de la pandemia de la COVID19. La necesidad de mantener servicios y actividades profesionales en confinamiento, ha acelerado la implantación del teletrabajo, propiciando que muchas empresas modifiquen sus sistemas para que sus trabajadores realicen su jornada laboral desde casa.

El teletrabajo tiene efectos muy distintos según la persona, su contexto familiar y social, o las habilidades para el uso de las tecnologías digitales; de tal modo, que puede constituir una oportunidad –para conciliar la vida familiar y flexibilizar la jornada laboral, por ejemplo– o suponer una fuente de estrés y ansiedad, al encontrarse con dificultades en la gestión del tiempo, la desconexión u otros factores de riesgo laboral derivados de las propias herramientas digitales.

 

Muchas personas han experimentado efectos negativos que expresan dificultades para adaptarse a esta modalidad laboral:

Dificultades para desconectar, agotamiento físico, mental y emocional, dificultades para asumir, corresponsablemente, las tareas del hogar, con sentimientos de sobrecarga, culpabilidad y falta de percepción de control, dificultades para establecer horarios de trabajo, dificultad para diferenciar tiempo de trabajo y tiempo de ocio, dificultad para decir que no a llamadas, correos u otras comunicaciones laborales, sobreexposición a dispositivos móviles, ordenadores, etc, problemas físicos (tensión, dolor cervical, cansancio ocular, etc.), alteraciones en el sueño, sensación de soledad e incremento de la irascibilidad.

Bajo la denominación de “tecnoestrés” se engloban distintos efectos psicosociales negativos por el uso inadecuado y desadaptativo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) y que constituye un riesgo psicosocial laboral (Instituto Nacional Seguridad e Higiene en el Trabajo).

Entre las principales formas de tecnoestrés destaca la “tecnoansiedad”, que es un estado psicológico negativo relacionado con el uso de las nuevas herramientas digitales, debido al desequilibrio entre las exigencias de las tecnologías y nuestra capacidad para responder de forma eficaz a estas demandas.

En otras ocasiones las nuevas tecnologías producen, justamente, el efecto opuesto, es decir provocan una dependencia y un uso excesivo de los dispositivos digitales de los que no podemos desconectar. La necesidad compulsiva de estar mirando el móvil, correos electrónicos, o de estar siempre actualizados en todos los avances tecnológicos, pueden incrementar los efectos negativos de la sobreexposición, el estrés e interferir en el desarrollo de otras actividades de la vida.

 

Otra de las consecuencias de una inadecuada gestión del uso de estas herramientas es la ”tecnofatiga”, que se manifiesta con cansancio, agotamiento mental y cognitivo, y que dificulta la organización y procesamiento de la información.

Recomendaciones sobre hábitos y actividades

Destinar y adecuar una zona de trabajo diferenciada que permita la concentración, minimice las distracciones e interrupciones y favorezca una correcta postura corporal: condiciones de iluminación y temperatura, silla ergonómica, equipo informático, teclado y monitor apropiados a los requerimientos del trabajo, protección ocular, etc.

Establecer horarios de trabajo y ceñirse a ellos.

Destinar momentos de ocio y realización de otras actividades de la vida personal, familiar y social.

Limitar la cantidad de horas y momentos de exposición a distintos dispositivos y pantallas.

Mantener hábitos saludables: alimentación, actividad física moderada y regular, descanso.

Cambiar de atuendo, para diferenciar el tiempo de trabajo del tiempo del de descanso, de ocio o personal.

Programar descansos –tiempos de desconexión digital– a lo largo de la jornada laboral.

Practicar técnicas de desactivación fisiológica, como la respiración diafragmática o la relajación progresiva muscular, muy útiles para la prevención del estrés.

 

Recomendaciones psicológicas

Planificar objetivos y metas progresivas, que permitan una exposición y aproximación gradual a la nueva situación.

Entrenar la sustitución de pensamientos negativos automáticos, por otros más realistas y adaptativos.

Plantearse el proceso de transición y de aprendizaje de nuevas herramientas tecnológicas con una actitud positiva. Identificando sub-metas, revisando los progresos y reforzando los logros conseguidos.

Consensuar adecuadamente el reparto de tareas, cuidado y apoyo, tanto con las personas del núcleo de convivencia, como con los compañeros de trabajo en red.

Escuchar con empatía y expresar de manera asertiva las necesidades, preferencias o deseos.

Solicitar apoyo, no esperar a que nos sobrepasen las tareas o exigencias.

Reservar determinadas franjas horarias para alta concentración, en la que se minimicen las interrupciones o la atención a otras tareas secundarias.

Negociar y resolver los conflictos y problemas de manera proactiva, centrándose en las soluciones y evitando el enfrentamiento personal.

Propiciar y disfrutar de estados emocionales favorables.

Mantener la comunicación con los compañeros y compañeras de trabajo, fomentando también contactos presenciales periódicos.

 

Teletrabajar significa, para muchas personas, un cambio radical en su actividad laboral: cambiará el contexto físico, las relaciones sociales, las herramientas de trabajo o la tecnología, las formas y vías de comunicación, los procesos de aprendizaje, la organización, los horarios… y como todos los cambios, va a requerir de nuestros recursos y habilidades personales.

Es importante recordar que estos recursos y habilidades se adquieren y entrenan, aunque en ocasiones necesitaremos de orientación y estrategias para superar las dificultades de una forma eficaz.

Las psicólogas y psicólogos de Gomermedi podemos contribuir a que los procesos de adaptación sean menos complejos y desagradables, y favorecer la adquisición de recursos personales y mejorar el rendimiento y la satisfacción.


Rutinas de ejercicios con una silla

La actividad física es esencial para tener un buen tono físico y también tener la mente más clara y despejada. Pero ocurre que, en muchas ocasiones, bien por economía, bien por no poder salir de casa, u otros motivos como la escasez de tiempo, no podemos acudir al gimnasio.

Hoy queremos presentarles cómo con una simple silla, se puede tener un circuito muy completo para poner nuestro cuerpo y nuestra mente al 100%

Incorporar una silla a su tabla de ejercicios igual que incorporan esas pequeñas pesas o esterilla que tienen en casa, hace que las opciones de realizar ejercicios saludables y diferentes, se multipliquen, haciendo más ameno hacer ejercicio en casa en tiempos de pandemia como estos.

Para hacer ejercicio con su silla, deben tener en cuenta que debe ser una silla consistente y robusta, que pueda aguantar su peso y no que no cojee o se pueda resbalar en el suelo, para prevenir posibles caídas.

Un buen calentamiento antes de usar su silla como elemento deportivo es subir y bajar los brazos, mover las caderas de un lado al otro, agacharse varias veces doblando las rodillas... y también se puede calentar trotando suavemente en el sitio o dando pequeños saltos abriendo y cerrando las piernas.

Tabla de ejercicios con una silla

Y para empezar a romper el hielo, no hay nada mejor que empezar a subir y bajar de la silla, para poner en marcha esas piernas con sus cuádriceps, la parte alta de las piernas y los glúteos. Además, haremos este ejercicio con la espalda recta, para fortalecer también el abdomen.

Es un inicio de rutina altamente explosivo, así que prepárense a sudar.

Si creen que sus piernas y glúteos pueden aguantar una mayor intensidad deportiva, pueden hacer sentadillas. Para hacerlas hay que ponerse de espalda a la silla y elevar una pierna hacia atrás para apoyarla en el asiento de la silla, y con la pierna que dejamos en el suelo se hacen las sentadillas.

 

Para tonificar los pectorales pueden realizar flexiones poniéndose delante de la silla, y, agarrando el asiento con ambas manos, hacer las flexiones acercando el pecho al asiento de la silla, manteniendo la espalda recta. También podrían hacerlas al revés, situando los pies en la silla y haciendo las flexiones apoyados en el suelo.

 

Los tríceps también se pueden tonificar con nuestra silla de una manera muy fácil (bueno, después de varias repeticiones igual cuesta un poco, pero esa es la idea), solo hay que sentarse en el suelo de espaldas a la silla, elevar los brazos para situarlos en el asiento de la silla y comenzar a elevarnos con la fuerza de los brazos hacia arriba. Cuanto más cerca estén los pies de la silla, más sencillo será el ejercicio. Recuerden poner las manos mirando hacia el frente para no dañar los codos.

 

Sea cual sea su situación y forma física, estos ejercicios pueden ayudarles a poner su cuerpo y mente en marcha, haciendo las repeticiones y descansos que consideren adecuados, y siempre cuidando la hidratación mientras hacen esta tabla de ejercicios.

En Gomermedi tenemos especialistas que podrán indicarles qué rutinas son las más adecuadas para alcanzar el objetivo que están buscando: mejorar su forma física o recuperarse de alguna dolencia muscular. Pregúntennos, nos sentamos al otro lado de la mesa para escucharles y ayudarles.


Mamografías: 7 aspectos clave que debes saber

La mamografía es una prueba sencilla, que dura 10 minutos y sumamente eficaz para detectar de forma precoz el cáncer de mama. Sin embargo, la mayoría de las mujeres desconocen con qué regularidad debe hacerse, qué información aporta y por qué no es reemplazable por la ecografía mamaria, una técnica menos invasiva e indolora.

TE PUEDE SALVAR LA VIDA

Se trata de la única prueba que actualmente permite detectar lesiones en la mama de mínima dimensión hasta dos años antes de que sean palpables, lo que hace posible adelantarse a la progresión del tumor y aplicar tratamientos menos agresivos. Además, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son prácticamente del 100%.

 

  

¿POR QUÉ SE APLICAN RAYOS X (RX)?

Por dos razones. En primer lugar, los Rx permiten visualizar la estructura de la mama de forma global y observar de forma diferenciada áreas de diferente densidad (tejido adiposo, fibroglandular, depósitos de calcio…). En segundo lugar, permite detectar la posible formación de microcalcificaciones que podrían ser un signo indicativo de lesión tumoral.

 

La ecografía mamaria es una prueba complementaria, que permite examinar de forma más específica zonas visualizadas anteriormente en la mamografía. Por ejemplo: a través de una ecografía se puede diferenciar si un nódulo visualizado anteriormente es benigno o maligno.

¿QUÉ TIPO DE ALTERACIONES SUELEN DETECTAR?

Las más frecuentes son anomalías benignas que no tienen importancia, como quistes de grasa o de líquido (que con el tiempo se reabsorben o se pueden eliminar con una simple punción), fibroadenomas (formados por tejido glandular y tejido fibroso), calcificaciones dispersas (son procesos fisiológicos que se pueden dar tanto en el interior de la mama como en cualquier otra parte del cuerpo) y lesiones cutáneas, como quistes sebáceos o cicatrices.

 

 

A nivel internacional, existe un sistema consensuado denominado BI-RAD (Breast Imaging Reporting and Database System) que permite clasificar las anomalías en diferentes categorías y establecer un plan de seguimiento asociado en cada caso.

UN RESULTADO INUSUAL NO DEBE SER MOTIVO DE ALERTA

A menudo, el simple hecho de tener mamas con tejido muy fibroso puede dificultar la interpretación de los resultados. En las mujeres jóvenes es frecuente (con los años suele aumentar la proporción de tejido graso, aunque depende de la genética). Por eso, pueden producirse lo que se llaman “falsos positivos”: hallazgos que se dan como sospecha y que al final resultan negativos.

De hecho, y según la Sociedad Americana del Cáncer, un 10% de las mujeres que se hacen una mamografía necesitan más pruebas para completar el estudio. Pero solo entre un 8% y un 10% de ellas requieren la práctica de una biopsia, y un 80% de las biopsias no resultan ser cáncer.

¿ES UN RIESGO LA EXPOSICIÓN A RX?

La dosis es muy baja y un 50% inferior, de promedio, a la de los primeros mamógrafos (analógicos). Su eficiencia permite obtener imágenes de mayor calidad, así como archivar los resultados en formato digital y poder hacer estudios comparativos de un año a otro.

¿CADA CUÁNTO Y A PARTIR DE QUÉ EDAD?

En nuestro centro, la recomendación es que las mujeres se hagan una mamografía una vez al año a partir de los 40 años de edad y hasta los 75, momento en que se pueden espaciar la frecuencia a controles bianuales. En cualquier caso, lo que todos los médicos indican es que es fundamental llevar a cabo revisiones de control periódicas.

 

¿Y EN SITUACIONES ESPECIALES?

Si tienes antecedentes de cáncer en la familia, es recomendable que empieces a hacerte las mamografías anuales a una edad más temprana (35 años) y que visites a un médico que pueda hacerte un seguimiento. Existen test, como el qCancerisk, que permiten incluso valorar el riesgo a partir de un simple análisis de sangre.

En el caso de que te hayan intervenido, también es necesario realizar revisiones anuales de control, excepto si te han practicado una mastectomía.

Si llevas prótesis, también es efectivo realizar mamografías, ya que en algunos implantes se puede aplicar la técnica Eklund, que permite desplazar la prótesis hacia la parte posterior del cuerpo, sin dañar el implante, y visualizar la glándula mamaria al completo.