La dermatitis atópica se caracteriza por inflamación, sequedad, picazón o enrojecimiento en la superficie de la piel, y en el caso de los bebés, al ser su piel más fina y más sensible a las influencias ambientales, estos eccemas pueden ser más importantes. Puede aparecer en las primeras semanas de vida, en forma de zonas de piel seca o brotes en la frente, las mejillas, la barbilla o las piernas, causando un picor que puede llegar a impedir dormir a nuestro bebé.

 

Si hablamos de niños mayores de dos años, la piel atópica se manifiesta en forma de sequedad, enrojecimiento y descamación de la piel, especialmente en zonas de pliegues como los codos, las corvas, la zona de detrás de la oreja, o las muñecas, los tobillos y las manos. En adultos, el aspecto es similar, pero tiende a afectar a zonas distintas: cuello, cabeza, hombros y pecho.

 

En los ancianos, los síntomas son los mismos que en adultos más jóvenes, aunque pueden ser más intensos porque la piel tiene menos lípidos y está menos hidratada, y debido a que la piel se vuelve más fina y sensible.

 

Los tratamientos para la piel atópica pueden clasificarse en varias categorías: cremas para mantener hidratada la piel, tratamientos orales para controlar el picor y la inflamación (por ejemplo, corticoides tópicos bajo receta médica), así como antibióticos u otros tratamientos para combatir la infección si existen brotes de eccema o piel agrietada.

Cómo prevenir la piel atópica

Aunque es genéticamente hereditario, pues entre el 50 y 70% de quienes lo padecen, al menos uno de los padres también estaba afectado, hay muchas formas de prevenir la piel atópica, con sencillos trucos: mantén la piel hidratada, sobre todo después de la ducha o con tiempo seco, evita los baños a más de 36 grados y no permanezcas en el agua más de 10 minutos, utiliza jabones suaves, tanto para el cuerpo como para la ropa, usa algodón o lino en lugar de tejidos sintéticos, ventila regularmente la casa, utiliza productos sin perfume para la piel siempre que sea posible, intenta evitar rascarte para no entrar en el círculo vicioso picar-rascar-picar.

Si padeces eccema u otras enfermedades cutáneas como piel sensible, acné o irritación, quizás sepas cuáles son los factores desencadenantes que te pueden provocar un brote: por ejemplo, tomar el sol en exceso, utilizar jabones fuertes, tomar determinados alimentos o simplemente tener un día estresante. En el caso concreto del eccema, estudios recientes indican que, además de los factores genéticos, hay una serie de factores ambientales, irritantes físicos y alérgenos que pueden causar un brote o contribuir a él.

Como hay tantos aspectos de nuestra vida diaria que pueden agravar las afecciones de la piel, llevar un diario dermatológico puede ayudarte a detectar los factores desencadenantes que afectan a tu piel. Un diario dermatológico también puede servir para recordar ciertos hábitos recomendables.

Recuerda que tu diario dermatológico no sustituye a un diagnóstico médico, por eso el equipo de dermatólogos de Gomermedi siempre está disponible para atenderte a ti a tus familiares si te preocupa tu piel o si los problemas cutáneos afectan a tu vida cotidiana.